Nuestro cuerpo es importante, ha de funcionar bien, ha de estar sano, y es eso lo que realmente nos ha de importar, pero en cambio ya son muchas las personas que interponen la imagen de su físico, importándoles mas el aspecto externo, que su funcionamiento interno.
Son muchas las molestias que se toman las personas para que su físico o imagen agrade a los demás, pero aunque es cierto que es positivo tener una buena imagen y gustar a los demás, el problema comienza cuando queremos cambiar nuestra imagen o físico, solo por la aceptación de los demas, sin tener en cuenta lo que realmente queremos nosotros.
Cuando nos importa más de lo normal la imagen que los demás tienen de nosotros, es que de veras nos estamos creyendo que nuestra imagen o cuerpo somos nosotros mismos, cuando realmente nosotros somos esa esencia que se expresa a través de ese cuerpo, un cuerpo que realmente es nuestra herramienta.
Aunque es bastante lógico pensar que nosotros somos lo que hay dentro de ese contenedor, que es nuestro cuerpo, muchos parecen estar en un engañoso hipnotismo que les hace creerse que realmente son ese cuerpo que tanto intentan adornar para agradar a la sociedad.
Para dejar de pretender gustar al mundo a través de una imagen superficial, debemos de buscar nuestro mejor potencial en nuestro interior, y después de encontrarlo, hacer que eso sea nuestra tarjeta de presentación, porque nuestra verdad tiene mucha más belleza que ofrecer, que esa superficialidad que nos presiona a gustar constantemente.
Cualquier persona, por muy superficial que pueda parecer, es capaz de sucumbir a la autentica belleza que una persona expresa desde su verdad interior, de tal forma que esa imagen o físico que tanto parece importarnos, queda en un segundo plano.
La entrada Por qué no deberíamos de gastar tanta energía en gustar a los demás aparece primero en Mente optimista.