La mala interpretación que tenemos de la vida nos hace ser incapaces de disfrutarla tal cual como es, nos hemos empeñado en decorar la propia vida con superficialidad, habiéndonos acostumbrado a comodidades y caprichos, de tal forma que si desaparecen, no somos capaces de valorar la vida sin esos adornos. Para ser más felices, debemos de comenzar a valorar, a sentir y a disfrutar esa vida autentica que nos rodea y respiramos, desnuda de adornos y de superficialidades.
Es cierto que hay mucha gente perdida, pero el problema no es la orientación o un camino difícil, sino que el problema esta en que no se dan cuenta de que por mucho que te pierdas, si sabes quien eres realmente, no importa que te pierdas , porque por dentro eres capaz de ver el camino de tu propio crecimiento, y es ese el camino que realmente importa encontrar.
El secreto de la autentica felicidad es tener claro que nosotros somos la base donde todo se puede construir, y que por mucho que se caiga lo construido, la base siempre estará allí, como una tierra fértil deseosa de ser sembrada.
En nuestra vida pueden ser muchas cosas las que sean destruidas, pero lo que es cierto es que nuestro autoengaño de pensar que somos esas cosas es lo que también nos destruye a nosotros. Por eso siempre debemos de dejar claro que nosotros somos los constructores de eso que fácilmente se puede destruir, pero para nada somos lo construido ni lo destruido.
Cuando nos enfocamos en nuestra parte constructora, y le damos a ella nuestra autentica identidad, nos volvemos personas más eficientes, y el miedo ya no se apodera de nosotros, porque sabemos que por mucho que se destruya en nuestra vida, siempre tendremos ese espíritu ansioso de hacer futuras y mejores construcciones.
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